Reserva cognitiva, nivel educativo y BioBanks

Se publica en ‘Neurobiology of aging’ un informe que atesora el suficiente poder estadístico para rechazar la perspectiva de que un mayor nivel educativo puede considerarse como un marcador válido de reserva cognitiva (Education does not Protect Cognitive Function from Brain Pathology in the ADNI 2 Cohort).

Es decir, el supuesto de que los individuos que alcanzan un mayor nivel educativo conservan un mejor estatus funcional, a nivel cognitivo, que quienes abandonan sus estudios más tempranamente, cuando son agredidos por la degeneración cerebral, no se ve apoyado por la evidencia.

Evidentemente, ese supuesto no se basa en que, si alguien es universitario y otro solamente posee estudios primarios, la cosa está hecha. La idea es que quienes llegan más lejos en la carrera educativa, pondrán en práctica, durante su vida, hábitos de conducta que mantendrán el estatus de su sistema cognitivo a un nivel óptimo para resistirse a las agresiones que sufrirán sus cerebros. Por ejemplo, una mayor actividad física y una más irresistible tentación por realizar actividades cognitivamente exigentes.

2020 - Bauer - Education and AD (A)

De hecho, la perspectiva de que el nivel educativo se podía considerar como un índice valido de reserva cognitiva surge al observar que determinadas personas con un diagnóstico claro de Alzheimer, no manifestaban signos funcionales de deterioro cognitivo:

“La teoría de la reserva cognitiva asume que determinados estilos de vida atenúan el impacto de la patología cerebral.”

En esta ocasión, la investigación posee una naturaleza longitudinal y se analizan datos del ADNI2 (Alzheimer’s Disease Neuroimaging Initiative). Se consideran 313 individuos MCI (deterioro cognitivo leve) y 128 individuos AD (con la enfermedad) en la línea base, y se evalúa su deterioro progresivo a los 6, a los 12 y a los 24 meses.

La media de edad fue de 72,5 años (DT = 7,7, rango entre 55 y 91). A nivel psicológico se midió, con varios test, su memoria y su funcionamiento ejecutivo, mientras que las medidas de deterioro cerebral corresponden al volumen cerebral regional e indicadores obtenidos a partir del líquido cefalorraquídeo (p. e. la ratio tau/Ab42). El nivel educativo promedio fue de 16,2 años de escolarización (DT = 2,6, rango entre 9 y 20 años).

Un contraste apropiado de la teoría de la reserva cognitiva debe contemplar 3 componentes simultáneamente: el estatus del cerebro, el desempeño cognitivo y una medida de reserva cognitiva (p. e. una variable relacionada con un estilo de vida positivo).

El desempeño cognitivo debe ser predicho por la interacción entre la medida de reserva cognitiva y el estatus cerebral. En el caso que nos ocupa, se predice que el nivel educativo se asociará positivamente a la memoria y al funcionamiento ejecutivo, así como que la patología se asociará negativamente con el desempeño en esos dos factores cognitivos. Además, el nivel educativo moderará la asociación de la patología con el funcionamiento cognitivo.

Los resultados derivados de los análisis llevaron a la conclusión de que un mayor nivel educativo se asociaba a un mejor desempeño cognitivo, tanto en los individuos MCI como en los AD. Sin embargo, el nivel educativo no tuvo un efecto moderador del impacto de la patología sobre ese desempeño.

2020 - Bauer - Education and AD (B)

Por tanto, el nivel educativo alcanzado es un indicador discutible de la reserva cognitiva. Es decir, un mayor nivel educativo no protege contra los efectos negativos, sobre el desempeño cognitivo, ni del paso del tiempo ni de la patología. Y eso sucede tanto para los individuos MCI como para los AD.

Naturalmente se echan de menos, en esta investigación, medidas del estatus cognitivo de los individuos antes de que se manifiesten los síntomas de degeneración cerebral. Es decir, cuando los individuos están a pleno rendimiento. Disponer de esa información puede revelar iluminadora evidencia, en el sentido que comentamos en este foro hace algún tiempo.

Cuando se consignan esas medidas pre-mórbidas de estatus cognitivo, el nivel educativo cae a valores despreciables como predictor de la posterior presencia de alguna clase de demencia con repercusiones funcionales. No me atrevo a sacar una conclusión rotunda, pero combinando las distintas piezas del rompecabezas se puede sugerir, aunque sea tímidamente, que las medidas estandarizadas que se usan en psicología para evaluar el estatus intelectual de los individuos, pueden revelarse como marcadores más refinados del futuro impacto funcional de la degeneración cerebral.

Esa tentativa conclusión sería congruente con la perspectiva de la integridad del sistema con la que se coquetea en estudios longitudinales como el Dunedin o las cohortes Lothian. Si se considerase seriamente esa posibilidad, y se uniese a las dudas sobre el nivel educativo alcanzado como un marcador valioso de reserva cognitiva, se podría plantear una evaluación masiva del nivel intelectual de los individuos de la población para alimentar a las bases de datos consideradas en epidemiología.

BioBanks

Los BioBanks actualmente en marcha (p. e. el All of Us BioBank, UK BioBank, el Estonian Genome Project, el Canadian Biosample Repository, la Generation Scottland, o la Malaysian Cohort) podrían cubrir ese objetivo. Opino que se obtendría un excelente retorno para mejorar nuestra comprensión de esos fenómenos que se supone que, como sociedad, nos preocupan.

¿Para cuándo un Spain BioBank, Pedro?

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